Segunda a los Corintios 7:1-16
Notas
Notas de estudio
limpiémonos de todo lo que contamina. Tanto el verbo griego traducido como “limpiar” como los términos relacionados (traducidos como “purificación”, “limpio” y “puro”) tienen un significado amplio. Pueden referirse a estar física y ceremonialmente limpios (Mt 23:25; Lu 2:22; 5:14; Jn 11:55), a ser limpiados del pecado (2Pe 1:9) y a tener la mente, el corazón y la conciencia limpios o puros (1Ti 1:5; Tit 1:15; Heb 9:14). El verbo también puede referirse a curar enfermedades (Mt 8:2; 11:5; Mr 1:40-42; Lu 17:14; ver la nota de estudio de Lu 4:27). En este versículo, Pablo lo usa con su sentido más amplio para referirse a la limpieza física, moral y espiritual.
el cuerpo y el espíritu. Lit. “la carne y el espíritu”. El cuerpo físico se puede contaminar con prácticas que lo ensucien o lo dañen de algún modo. Y el espíritu, es decir, la actitud mental, se contamina cuando la persona va en contra de las doctrinas y valores morales que enseñan las Escrituras. Al mencionar “el cuerpo y el espíritu” juntos, Pablo abarca todo lo relacionado con la vida del cristiano, tanto en sentido físico como moral.
perfeccionando nuestra santidad con el temor de Dios. En las Escrituras Griegas Cristianas, las palabras que se traducen como “santo” y “santidad” se refieren a la condición de estar apartado para el servicio de Jehová. En este y en otros versículos también se usan para referirse a la conducta limpia de una persona (Mr 6:20; 1Pe 1:15, 16). La forma del verbo griego que aquí se traduce como “perfeccionando” puede dar la idea de lograr poco a poco que algo llegue a estar completo. Así que la santidad no se alcanza de un momento para otro. Más bien, se consigue mediante un proceso constante. Los cristianos van mejorando a medida que se esfuerzan por cumplir cada vez más las normas perfectas de Dios. Y lo hacen motivados por un sano “temor de Dios”, que nace de un profundo amor y respeto hacia él (Sl 89:7).
Hagan lugar para nosotros en sus corazones. O “Ábrannos sus corazones”, “Recíbannos”. El término griego khōréō significa literalmente ‘dejar espacio para’ o ‘hacer lugar para’. Un diccionario explica que aquí se usa con el sentido figurado de ‘tener un gran corazón’.
Les hablo con toda libertad. O “Les hablo con toda franqueza”, “Les hablo con mucho valor”. Esta frase incluye el término griego parrēsía, que tiene el significado básico de ‘valor para hablar’. Es como si Pablo les estuviera diciendo a los corintios: “Me siento libre para hablarles abiertamente, con toda sinceridad”. Ver la nota de estudio de Hch 28:31.
no tuvimos. O “nuestros cuerpos no tuvieron”. Lit. “nuestra carne no tuvo”. Aquí se usa la palabra griega sarx con el sentido de cuerpo físico.
seguimos pasando por todo tipo de sufrimientos. Mientras estaba en Éfeso, Pablo les escribió a los corintios su primera carta inspirada y les envió a Tito para ayudarlos. Luego se quedó esperando ansioso a que Tito le informara de cómo habían reaccionado los corintios. Sin embargo, no pudo reunirse con él de inmediato y por eso, en 2Co 2:12, 13, dijo: “Yo no me quedé tranquilo porque no encontré a mi hermano Tito” (ver la nota de estudio de 2Co 2:13). Ahora, en 2Co 7:5, da más detalles. Explica que, después de viajar a Macedonia, su ansiedad aumentó debido a la intensa oposición que encontró en su ministerio. Por un lado, tenía “luchas afuera”: sufría una fuerte persecución que amenazaba su vida (2Co 1:8). Y, por otro lado, sentía “temores adentro”: estaba muy preocupado por las congregaciones, entre ellas la de Corinto. Por eso, cuando Tito por fin logró reunirse con él y le contó lo bien que habían respondido los corintios a su carta, tanto Pablo como sus compañeros sintieron alivio físico y emocional (2Co 7:6).
la presencia. Aquí Pablo usa el término griego parousía para hablar de la presencia de Tito, uno de sus compañeros. Muchas Biblias lo traducen como “llegada” o “venida”. Sin embargo, la traducción como “presencia” está justificada por cómo usa el propio Pablo este mismo término en Flp 2:12. Allí habla de su propia “presencia” en contraste con su “ausencia”. Ver la nota de estudio de 1Co 15:23.
su gran preocupación. Lit. “su celo”. Este mismo término griego se traduce como “empeño” en 2Co 7:11. Aquí Pablo repite varias veces el mismo pronombre griego (traducido en dos casos como “su”) para referirse a los sentimientos de los corintios. Según algunos expertos, Pablo destaca así lo convencido que está de que los corintios tienen muchas ganas de verlo y están muy preocupados por él. Pablo está igualmente preocupado por ellos y sabe que también están tristes por el sufrimiento que le habían causado. Conocer sus sentimientos hace que Pablo se sienta aliviado y feliz.
Se entristecieron de la manera que a Dios le agrada. O “Se entristecieron de manera piadosa”. Los cristianos corintios estaban muy tristes, y “esa tristeza los llevó a arrepentirse”. En su carta anterior, Pablo había corregido a la congregación por tolerar a un hombre que estaba cometiendo inmoralidad sexual (1Co 5:1, 2, 13). La congregación se había tomado muy en serio esa corrección y, como resultado, había cambiado de actitud y había dejado de tolerar ese pecado. Hasta el mismo hombre que había cometido el pecado se había arrepentido sinceramente (2Co 2:6-8; 7:11). Los corintios se entristecieron de la manera que a Dios le agrada. Así es, esa tristeza los motivó a buscar el perdón de Dios y a dejar atrás su mal comportamiento para actuar de acuerdo con la voluntad divina. Ver la nota de estudio de 2Co 7:10.
la tristeza que le agrada a Dios [...] la tristeza que siente el mundo. En este versículo, Pablo establece una diferencia entre dos tipos de tristeza. La “tristeza que le agrada a Dios” (o “la tristeza piadosa”) es la que siente alguien que ve sus malas acciones como un pecado contra Dios. Esta tristeza le “provoca un arrepentimiento” que lo motiva a buscar el perdón de Dios y a dejar atrás su mal comportamiento. Esta es la clase de tristeza que demostraron los cristianos de Corinto y que los mantuvo en el camino que lleva a la salvación (2Co 7:8, 9, 11; ver la nota de estudio de 2Co 7:9). En cambio, la “tristeza que siente el mundo” es la que alguien siente naturalmente por haber sido descubierto haciendo algo malo o por tener que sufrir las consecuencias. Pero no lamenta de verdad haber cometido un pecado ni haber dañado su relación con Dios. Como esa tristeza no lo motiva a buscar el perdón de Dios, finalmente le “provoca la muerte”.
arrepentimiento. El sustantivo griego metánoia implica un cambio en la manera de pensar, en la actitud y en los objetivos. En este contexto, el arrepentimiento implica el deseo de la persona de reparar o restablecer su relación con Dios. Cuando alguien está arrepentido de verdad, lamenta profundamente todo lo que hizo mal y está decidido a no repetir su pecado. De hecho, cambia su conducta. Aquí Pablo deja claro que ese es el arrepentimiento que lleva a la salvación. Ver glosario.
puros. O “castos”, “inocentes”. En su carta anterior, Pablo había corregido a los corintios y ellos reaccionaron sacando al hombre inmoral de entre ellos (1Co 5:1-5, 13; ver la nota de estudio de 2Co 7:9). Gracias a eso, la congregación recuperó su pureza o inocencia y quedó libre de la culpa por el pecado cometido. Aun así, Pablo sabía que para conservar la pureza tenían que mantenerse vigilantes contra la inmoralidad sexual. De hecho, eso es lo que los anima a hacer más adelante en esta misma carta (2Co 12:20, 21).
obediencia. El término griego empleado aquí está relacionado con el verbo hypakóuō, que literalmente significa ‘oír debajo’, es decir, oír o escuchar con sumisión. Jesús dejó un ejemplo perfecto de obediencia a su Padre. Y, “por la obediencia de” él, muchos fueron bendecidos (Ro 5:19). En este contexto, el término griego se refiere a la obediencia que se les debe dar a los representantes que Dios ha elegido. Pablo aquí felicita a los cristianos de Corinto por obedecer con respeto las instrucciones de Tito, el anciano que los visitó (2Co 7:13-16).
puedo confiar en ustedes. O quizás “puedo tener buen ánimo debido a ustedes”. Pablo felicitó a los hermanos de Corinto por obedecer con respeto las instrucciones que habían recibido de Tito, el anciano que los había visitado (2Co 7:13-15). Su buena reacción también había influido positivamente en el propio Pablo. Él se alegraba mucho porque sabía que podía confiar en ellos.