El escurridizo gato de las arenas
EN EL corazón del árido desierto, un gato de las arenas aprovecha la densa oscuridad de la noche para salir de su guarida. Se detiene, mira a su alrededor y escucha con atención. Luego, con el vientre a ras del suelo, emprende sigiloso su caminata por la arena.
Así comienza una cacería que se extenderá por toda la noche. Tras lanzarse sobre su primera presa —un desprevenido jerbo—, seguirá atrapando otras; en su marcha tras ellas, caminará dando algún que otro brinco. Si caza más de lo que puede comer, entierra las sobras. Al amanecer regresa a su escondite y muy raras veces sale de allí durante el día. ¿Desea conocer más acerca de esta escurridiza criatura?