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Consuelo ante la muerte
“No llores, cariño... Dios sabe qué es lo mejor”.
Esas palabras le fueron susurradas al oído de una mujer llamada Bebe en el funeral de su padre, quien murió en un accidente de tráfico.
El comentario se lo hizo con buena intención una amiga de la familia. Pero como Bebe estaba muy apegada a su padre, aquellas palabras, en lugar de aliviarla, la lastimaron más. “¿Cómo va a ser lo mejor?”, se preguntaba una y otra vez. Años más tarde incluyó esa anécdota en un libro, lo que indica que todavía sufría la pérdida.
Su historia demuestra que puede pasar mucho tiempo hasta que se supera este dolor, especialmente si la persona que falleció era alguien muy cercano. No sorprende que la Biblia diga que la muerte es “el último enemigo” (1 Corintios 15:26). Irrumpe en nuestras vidas con una fuerza arrolladora, a menudo sin previo aviso, arrancando de nuestro lado a quienes más amamos. Nadie se escapa de sus garras. Por eso, es normal que no sepamos cómo actuar ante la muerte y sus estragos.
Tal vez se haya preguntado: “¿Cuánto tiempo se necesita para superar el duelo? ¿Qué se puede hacer para soportarlo? ¿Cómo podemos ayudar a quien está pasando por este dolor? ¿Existe alguna esperanza para nuestros seres queridos que han muerto?”.