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¿Lo sabía?

¿Lo sabía?

¿Lo sabía?

¿En qué consistía el censo que se realizó para el tiempo en que nació Jesús?

En cierta ocasión, el emperador César Augusto ordenó realizar un censo por todo el Imperio romano. Así pues, según informa el Evangelio de Lucas, “todos se pusieron a viajar para inscribirse, cada uno a su propia ciudad” (Lucas 2:1-3). Como José —el padre adoptivo de Jesús— era de Belén, tanto él como María tuvieron que viajar allí para registrarse, y esa fue la razón por la que se encontraban en Belén cuando nació Jesús. Pero ¿para qué servían esos censos? Al parecer, estas listas de habitantes se usaban para la recaudación de impuestos y el reclutamiento militar.

¿Cómo fue que los romanos comenzaron a realizarlos? En el año 30 antes de nuestra era, Egipto cayó en poder del Imperio romano. Para entonces, ya hacía tiempo que los egipcios empleaban estos registros. En opinión de los eruditos, los romanos copiaron su sistema y aplicaron procedimientos similares por todo el imperio.

¿Existen pruebas históricas que demuestren la existencia de estos censos? Sí. La Biblioteca Británica guarda una orden censal que emitió el gobernador romano de Egipto en el año 104 de nuestra era. En ella puede leerse: “Gayo Vibio Máximo, eparca de Egipto ordena: Siendo inminente el censo de cada casa, es necesario intimar a todos los que por cualquier causa residan fuera de los [distritos], que vuelvan a sus propios domicilios, a fin de que cumplan con los requisitos acostumbrados del censo y cuiden del cultivo que les pertenece”.

¿Cómo podía José divorciarse de María, si aún no estaban casados?

Según el Evangelio de Mateo, José se enteró del embarazo de María cuando ella “estaba comprometida para casarse” con él. Como no sabía que “estaba encinta por espíritu santo”, pensó que ella le había sido infiel y planeó divorciarse (Mateo 1:18-20).

En la cultura judía, a las parejas comprometidas se las veía como si ya estuvieran casadas, aunque la vida en común no comenzaba sino hasta después de la boda. El compromiso era tan serio que si finalmente no se producía el enlace —porque el novio cambiaba de idea o alguna otra razón de peso—, la joven tenía que obtener un certificado de divorcio para poder casarse con otra persona. De hecho, si el novio de una mujer comprometida moría antes de la boda, a ella se la consideraba viuda. Por otro lado, si ella le era infiel a su futuro cónyuge, se la condenaba a muerte por adúltera (Deuteronomio 22:23, 24).

Por lo visto, José era consciente de las consecuencias que María sufriría si la acusaba públicamente. Y aunque se sentía en la obligación de informar a las autoridades pertinentes, optó por no hacerlo para protegerla y evitar un escándalo. Por eso planeaba divorciarse de ella en secreto. Además, al tener un certificado de divorcio, una madre sola podría demostrar que anteriormente había estado casada.

[Ilustración de la página 16]

ORDEN CENSAL DEL GOBERNADOR ROMANO DE EGIPTO (AÑO 104)

[Reconocimiento]

© The British Library Board, all rights reserved (P.904)